viernes, 13 de mayo de 2016

Lo hermoso de la vida


Un cuento

Una persona en la ciudad se despierta sin escuchar la alarma perdida, eran las 9:45 am, se lavanta rápidamente, se viste, se lava la cara y parte al trabajo, el problema era que su jefe estaba enojado cor él ya que no cumplía con lo que él quería, así que al salir de su casa ya tuvo la primera dificultad, no encontraba las llaves del auto, las buscó por todos lados y finalmente las encontró en su pantalón que había usado el día anterior, logró salir de su casa, algo despeinado, se encontró con muchísimos autos a baja velocidad, camiones y semáforos rojos, todo el universo se había puesto en su contra y para el colmo ocurrió que en una avenida sin semáforo un vehículo le da la pasada a un anciano con su nieto, el anciano al comienzo se negó porque traía un juguete trencito de larga cola, traía unos cinco metros de decenas de autitos de juguetes unidos con un lazo y esta persona solo preocupado por llegar tarde a su trabajo tocó la bocina, finalmente llega a su trabajo a las 11:00 am, se sienta en su puesto y su jefe lo manda a llamar, le da un sinfín de explicaciones y lo despide, toma sus cosas y se va de su trabajo, llegando a su casa te lanza a su cama muy dolido por la situación, no tenía como pagar su casa y cuentas, el problema era que no tenía seguro de desempleo y encontrar trabajo en su rubro era complicado porque simplemente no había más trabajos, tuvo que vender su casa, él era un alma solitaria así que no tenía donde ir, se fue de la ciudad al campo a desestresarse. Con el dinero que obtuvo de su apartamento se pudo comprar una humilde casita, se dedicó a conocer a sus vecinos y puso una chacra en su terreno, no le fue muy bien, pero con el dinero ahorrado podía sobrevivir, se dio cuenta que le sobraba el tiempo para hacer lo que el quisiera, los primeros días se dedicó a estar en el pueblo y después se dedicó a viajar por toda la región a conocer su hogar, se deslumbró por los millares de sitios fantásticos y maravillosos que existían, viajó desde la costa hasta las montañas, conoció a un sin fin de personas, pero jamás se olvidaría de una persona que conoció, era un anciano que se dedicaba a cuidar de sus nietos, él era muy creativo y en cada momento se le ocurría un juego muy divertido para sus nietos, él era el abuelo que llevaba el trencito de autos cuando estaba llegando tarde a su trabajo, se dio cuenta de lo simple que podía ser la vida, de actos humildes para hacerte feiz a ti mismo y a las demás personas, al igual que lo que estaba haciendo él, de solo caminar con una carpa para uno, un saco de dormir y unas cuantas provisiones, podía recorrer el mundo, conocer personas e historias, hacer amigos y disfrutar de todo lo que él hacía. Finalmente llegó a su casa a experimentar todo lo aprendido, de los sin número de profesiones que encontró en el camino, para así hacer de una de esas profesiones parte de su vida.