domingo, 23 de febrero de 2014

“El diario de mis sueños N°10”

— 2/12/11 Soñaba que daba un gran salto en un sueño normal, no recuerdo que soñaba, pero si me acordaba de lo del gran salto, este salto podría describirlo como si fuese de cien metros de altura a una velocidad de unos ochenta kilómetros por hora, este brinco me provocó que me despertara en mi pieza, en mi pensión de Valparaíso, en ese momento no me podía mover, estaba paralizado, luego, logro mover un poco mi alma y logré viajar un instante. En ese momento, recuerdo la preocupación de un amigo, este me había contado que él creía que estaba endemoniado, tenía algo parecido a magia negra por haber echo tantas maldades, yo le prometí que algún día me desdoblaría iría a su pieza y vería si efectivamente estaba embrujado con demonios, así que subo las escaleras de mi pensión y voy a la pieza de él, ya que vivimos en la misma pensión y somos compañeros de universidad, así que subo las escaleras y estaba otro amigo de universidad sentado en el comedor, yo sabía que esta imagen de mi amigo realmente no era mi amigo, sino solo un recuerdo que se proyectaba en el astral, sigo caminando y veo a una universitaria que no conocía, pero también estaba estudiando, los saludo y sigo subiendo las escalera hasta llegar a la pieza de mi amigo, entro a su pieza y lo veo estudiando acostado en su cama, lo saludo y comienzo a revisar su cuarto, estaba todo en normalidad con la excepción que tenía la cama llena de peluches, luego reviso bajo su cama y habían como juguetes malévolos dando vueltas, eran pequeños pero con una apariencia muy misteriosa y algo diabólica. En ese momento que vi a los juguetes pequeños, me dio miedo que me apareciera otro demonio más grande, así que vuelvo a mi pieza ya que había cumplido con mi objetivo, bajo las escaleras, el comedor y llego a mi habitación, cierro la puerta, al acostarme en mi cama siento que me tocan la puerta, sufro tanto miedo que ni siquiera quiero abrir, me quedo tumbado en mi cama hasta quedarme nuevamente dormido. PD: después de tanto tiempo pasado, ya que esta experiencia la tuve el 2011, puedo sacar algunas conclusiones, después de tener esta experiencia se la cuento a mi amigo (ese mismo día), él queda aliviado y sorprendido, porque él siempre había pensado cuando chico que existían monstruos bajo su cama y quedó aliviado porque no estaba embrujado como él creía.

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